nuevo Todos los aficionados al vino pensamos que somos capaces de captar la calidad intrínseca del vino independientemente de otros factores que puedan influenciarnos. Pero, ¿es esto cierto? ¿Acaso no nos afectan factores externos más de lo que pensamos?
La respuesta parece ser que sí. En un interesante trabajo de 2008 publicado en el Journal of Wine Economics, Roberta Veale y Pasquale Quester encontraron que solo el 13% de la discrepancia encontrada en las puntuaciones dadas a un mismo vino por el grupo de consumidores envueltos en el experimento se debía a factores intrínsecos, mientras que el 15% se debía al país de origen y nada menos que el 72% al precio del vino. Es decir, que el mismo vino cuando se le decía al consumidor que era caro (53 dólares) era mucho mejor puntuado que cuando se le decía que tenía un precio intermedio (16 dólares) o barato (6 dólares). Hay que tener en cuenta que el estudio se hizo en Australia, donde el precio del vino es mucho mayor que en España. El mismo vino cuyo equilibrio había sido alterado mediante adición de ácido se calificaba mucho mejor si se decía al consumidor que era caro que el vino sin alterar cuando se le decía que tenía un precio medio o barato.
Esto deja un cuadro bastante negativo sobre las auténticas cualidades intrínsecas que puedan tener los vinos muy caros y debe hacernos conscientes de la necesidad de abstraernos en la medida de lo posible de esos condicionantes externos, lo que nos llevará a encontrar auténticas joyas a precios económicos y a disfrutar de ellas.