http://mariaeliasdn.es/eventos/2018-05-30/url(https:/fonts.googleapis.com/css?family=:300,300italic,400,400italic,700,700italic En el mundo del vino existen multitud de concursos donde las bodegas acuden pagando cantidades bastante importantes, que pueden llegar hasta los 500 € por vino en alguno de los concursos más prestigiosos. Sin embargo, no todos los concursos son iguales. Realmente solo hay un puñado de ellos que sean realmente reconocidos: Decanter, el Concurso Mundial de Bruselas, el International Wine Challenge, IWSC, International Wine Contest, Bacchus, Mundus Vini, Vinalies, Vinitaly, San Francisco y New York International Wine Competition son los principales de esta pequeña lista y, como comentamos, un oro en uno de estos concursos suele favorecer las ventas y el precio al que se producen.
Pero ocurre que con frecuencia un vino que ha obtenido un oro en un concurso no obtiene ningún premio en otro, lo que nos lleva a pensar cuál puede ser realmente la validez de estos premios. A esa pregunta trató de responder Robert T. Hodgson en un artículo publicado en el Journal of Wine Economics en 2008. Tras dar a catar varias veces el mismo vino a ciegas a los jueces de un conocido concurso regional en California (Sacramento), encontró que las cualidades intrínsecas del vino eran de lejos el factor más importante, pero que en un 50% de los casos la variabilidad en las puntuaciones se podía explicar además por otros factores como el propio juez o la discusión que suele darse entre estos.
Es decir, que los concursos tienen utilidad pero no siempre son infalibles.